VIDEO | Carlos Villota Santacruz: el colombiano que transformó Pasto e Ipiales a través del protocolo
El protocolo dejó de ser un conjunto de reglas silenciosas y se convirtió en una herramienta de transformación social y cultural en las ciudades de Pasto e Ipiales, en el departamento de Nariño, gracias al trabajo del colombiano Carlos Villota Santacruz.
Su investigación, construcción de estrategias y desarrollo de discursos lograron convertir esta disciplina en una verdadera autopista de oportunidades para hombres y mujeres de la región.
Villota Santacruz, internacionalista, consultor político, experto en marketing de ciudad y periodista, ha plasmado su experiencia en libros como "Gobierne bien y hágalo saber" y "Los Estadios de la Paz en Colombia". Además, ha prologado obras como "Nariño: mi casa e inspiración", "Antología", "Mil Vidas Antes de Morir" y "El Zumbido de la Justicia".
"En las ciudades de Pasto e Ipiales, el poder del protocolo pasó del silencio a la palabra, con una fuerza que dio vida al Carnaval de Negros y Blancos, que alcanzará el reconocimiento de la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, y al Festival Internacional de Tríos de Ipiales, ‘Cuna de Grandes Tríos’", expresó Villota Santacruz.
Su experiencia será presentada en el Congreso Panamericano de Protocolo, que se realizará en la última semana de noviembre de 2025 en Córdoba, Argentina, donde compartirá su visión sobre cómo el protocolo puede ser una herramienta de desarrollo cultural, trabajo en equipo y generación de contenidos para medios de comunicación y redes sociales.
Villota Santacruz también dirige la Agencia Internacional de Noticias VSNEWS Iberoamérica y el programa En Primer Plano Sabana Centro, en Luna Estéreo 106.4, con más de 460 emisiones al aire.
Su trabajo en medios le valió la nominación del Concejo de Chía y la obtención del Premio Luna de Oro 2024, por el impacto educativo y cultural de su espacio de opinión, así como la exaltación de la Ciudad Creativa de la UNESCO José C. Paz en Argentina.
El caso de Villota Santacruz demuestra que el protocolo no es solo ceremonial, sino una herramienta clave para construir ciudad y ciudadanía.
Desde Colombia, su historia pone de relieve cómo esta disciplina puede unir regiones, impulsar la cultura y convertir a las ciudades en verdaderos puntos de encuentro entre la vida, la muerte y los sueños, evocando ese realismo mágico que Gabriel García Márquez describió en sus obras.







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