Mundo NOVA
Controversias

Ser como Venezuela, ¿motivo de vergüenza o de orgullo?

El difunto Hugo Chávez. (Dibujo: NOVA)

Por Rolando Prudencio, especial para NOVA

Se ha convertido en un comentario de muy mal gusto escuchar decir, y hasta entre los propios izquierdistas -que digan eso los derechistas es pues entendible- o gente progresista, quienes para mostrar como lo peor que le puede pasar a un país es estar como está Venezuela hoy día.

Tal vez usar a cualquier otro país como una referencia de un retroceso en cuanto a la situación económica y de restricciones que esté atravesando Venezuela podría pasar por alto; pero que sea de Venezuela que se lo haga escarnio es una deslealtad.

Desde luego que nadie va a tapar el sol con un dedo sobre la situación muy difícil en la que se encuentra el país, luego de que fuese puesta en la mira como uno -sino el principal- trofeo que el imperio yanqui ha puesto en la mira para hacerse de Venezuela de un botín de guerra que ya todos sabemos cuál es, pero que sea una nación como esta con la que hay que poner distancia para no parecerse porque puede contagiarte su compleja situación que atraviesa, es hasta una canallada.

Y es que si algo Venezuela ha compartido con los demás ha sido siempre hermandad y solidaridad, y lo ha hecho desde que el libertador Simón Bolívar desenfundó su emancipadora espada para liberar países del yugo español, hasta la llegada de Chávez al poder -tengan por seguro que con Maduro también sería igual- que mostró una solidaridad inquebrantable.

Sólo para dar algunos ejemplos de esa hermandad con sus pares, Chávez fue quien compró parte de la deuda que el gobierno argentino de Nestor Kirchner tenía con el F.M.I. Asi mismo mostró esa solidaridad hasta con las comunidades negras en los mismod EE.UU., a quienes les subvencionó el gas para que accedan a las instalaciones de este energético en la época invernal a través de la empresa Citgo; a la que luego el gobierno de Trump le confiscó sus activos.

Así mismo el extinto comandante Hugo Chávez mostró solidaridad de Venezuela no sólo en el plano económico sino político con otras naciones, cuando por solidaridad con Bolivia, y su par boliviano expulsó al embajador estadounidense en Caracas; sólo por solidaridad.

Son entonces más, mucho más; muchísimo más los motivos para sentir orgullo por el ejemplo de Venezuela que aquella verguenza con la que prentenden acomplejarnos de que nos asemejemos no nos parezcamos, por lo que será necesario preguntarse si alguna vez alcanzaremos a parecernos en algo como nación, a aquella que nos legó libertad y solidaridad como es y será siempre Venezuela.

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