
Por José Linares (*), especial para NOVA
El Viernes Santo es una de las fechas más importantes en la fe cristiana. Periodo del mes de abril en el que se recuerda el sacrificio de la crucifixión y muerte de Jesucristo en el Calvario.
Recordemos que el periodo litúrgico de Semana Santa se inicia con la Santa Cena como escenario donde empezó el camino del sacrificio. Ya que Jesús, protector de sus fieles, será traicionado por Judas; arrestado por las fuerzas y luego, Pedro, descaradamente lo negará tres veces.
En soledad, como si fuera un vulgar ladrón y un perfecto desconocido continuará su misión salvadora. Siendo terriblemente humillado, golpeado y torturado de la manera más vil, todo para que ¡tú! No termines con el alma en el infierno de la condenación y la tortura eterna.
Algo tan similar existe en nuestros tiempos contemporáneos: donde los cobardes huyen, traicionan, te niegan y te condenan con su hipocresía. De cierto les digo que su condenación será mayor en la condenación eterna.
Pero Jesús dijo: “Yo soy la Verdad”, por lo que seguirlo implica vivir con dignidad y honestidad. Honrarle con rectitud y valor a la palabra, respetando la dignidad de cada persona, comprometiéndose con el sufrimiento ajeno y ayudando con generosidad a quienes sufren injusticia.
Ninguna riqueza podrás llevarte al final del camino. La vida es tan frágil y si no cambias de actitud, perderás la mejor oportunidad que Dios te dio: la vida. Aquella donde se hace el bien por tu prójimo, no bajo la torpeza de una actitud egoísta y en la que, nacerá un halo de amor a los demás, a la familia, los amigos y a tu País.
También nos recuerda que no estamos solos en nuestras penas. Él también las vivió. Aunque el día es sombrío por el sacrificio de Jesús, el corazón se prepara para la alegría de la Resurrección. La Esperanza en medio del dolor, nos enseña a creer, a ser fuertes y estar siempre dispuestos al sacrificio de amor a nuestro prójimo.
Mi querido amigo, el sufrimiento no tiene la última palabra, recuérdalo siempre.“Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, y yo los aliviaré” (Mateo 11:28) – porque Dios conoce nuestro dolor y ofrece descanso.
Este mensaje invita a cada persona a abrir el corazón, confiar, y dejarse transformar por la gracia de la misericordia de Dios a través del arrepentimiento. ¿Te gustaría una oración personal con este mensaje? Si deseas, escríbeme, que con gusto estaré dispuesto como Ministro de Dios a orar por ti.
Abrazos y bendiciones.
(*) Pastor, www.joselinares.org