En un hecho simbólico que ilustra el momento histórico, un adulto mayor de 90 años y su nieta de 16 sufragarán por primera vez juntos en una elección presidencial, reflejando el cruce generacional que atraviesa al país andino. La historia de Juan José Murillo y Sofía Rosero es una entre cientos que se repiten en este proceso electoral, donde el voto es obligatorio.

La contienda enfrenta al presidente-candidato Daniel Noboa, representante de una agenda liberal y empresarial, con la aspirante Luisa González, respaldada por el expresidente Rafael Correa y vinculada al eje ideológico de la izquierda regional. Para muchos ecuatorianos, la elección se plantea como una definición entre continuidad o cambio, en un escenario geopolítico marcado por la tensión entre Estados Unidos y China.

Empresarios, académicos y medios ecuatorianos señalan que el resultado en las urnas también definirá el rumbo de la política exterior: si se estrecharán vínculos con Washington o con gobiernos afines a Caracas.

En paralelo, la sociedad ecuatoriana se enfrenta a una profunda crisis de seguridad, con el narcotráfico, la corrupción y la violencia como principales preocupaciones, según informes públicos y privados. “Ya no es el país tranquilo y sin polarización del pasado”, afirman analistas locales.

En este contexto, los votos indecisos jugarán un papel crucial en el resultado final. La elección no solo impactará en Ecuador, sino también en países vecinos como Colombia y Perú, donde se observa con atención el desenlace.

(*) Internacionalista, consultor politico, experto marketing de ciudad, comunicador social y periodista. Escritor.