Entre Periodistas
Este 9 de febrero

El país celebra el Día Nacional del Periodista, bajo campaña política

La opinión de Carlos Villota Santacruz.

Por Carlos Villota Santacruz

“Los medios virtuales y las redes sociales (antes vistos como un mecanismo para promover el conocimiento, la comprensión y la solidaridad) han demostrado ser igual de efectivos pero para promover el odio y la paranoia y la propaganda y las teorías de la conspiración”.

En estas palabras del ex presidente de los Estados Unidos Barack Obama, se resume el alto grado de polarización en el que está inmerso Colombia, en el segundo mes del año 2022, en medio de una campaña política, que tendrá su primera cita en las urnas, el 13 de marzo para elegir al Congreso de la República (Senado y Cámara).

Más adelante, en el mes de mayo, la elección presidencial, donde por presentarán su nombre para suceder a Iván Duque más de cinco candidatos, tres de ellos, fruto de una consulta interna de igual número de coaliciones de derecha, centro e izquierda.

Los ciudadanos en las calles, reclaman un periodismo sano. Que este comprometido con la sociedad. “Una sociedad bien informada es mucho más sana. Eso es lo que la democracia necesita que sigan haciendo (contra viento y marea): un periodismo riguroso, que no sea presa fácil de la posverdad, sino que tenga como norte a la verdad”, dice el Director del Noticiero Nacional Digital Carmelo Castilla.

En la actualidad de la Colombia del siglo XXI, se sienta más y se piensa menos. La razón. Por la inmediatez como registran hechos y noticias una noticia tras de otra. Es decir, no queda tiempo para la investigación. Mucho menos para interpretar a las nuevas audiencias, representadas en los jóvenes, que tienen como característica, que están conectados a través del celular o el computador las 24 horas del día, indica la ex Decana de la Facultad de Comunicación Social Gladys Buitrago de Amaya.

Ejercer el periodismo, en el país del “realismo mágico” en medio de una campaña política, es un reto profesional de los hombres y mujeres que ejercemos esta ciencia del conocimiento. De entrada, desde Nariño hasta la Guajira. Desde el Amazonas hasta San Andrés y Providencia, Colombia está llena de historias maravillosas. Historias de ciudadanos que trabajan duro en el campo de la cultura, el deporte, la ciencia, la literatura, la naturaleza y la gastronomía entre otros, para realizar sus sueños. Hacer empresa. Construir un mejor futuro. Un mejor país.

Quienes hemos crecido en el ajetreo de las salas de redacción. En medio de ese papel periódico que tiene un olor muy particular, a tinta. Conocemos la esencia del poder de la palabra elevada a la comunicación “Por eso amamos este oficio. Lo respetamos. Es nuestro proyecto de vida”

Inclusive, cuando estaba muy pequeño, en medio del plomo, que ya no se utiliza pero se utilizaba, no para hacer las balas, sino el plomo para imprimir los periódicos que, en cierta forma, eran a veces como unas balas por el poderío de la palabra.

Y en ese proceso, tuve el privilegio de tener como faro, en materia periodística, a mi padre y a mi abuelo, que siempre me decían, lo que decía la Gobernadora y ‘Gabo’: este es el oficio más lindo, este es el mejor oficio. Y siempre me enseñaron a respetar el periodismo y amar el periodismo.

Cuando nos preguntan cuál es, el valor esencial del ejercicio del periodismo, sin dudarlo la respuesta es: el rigor. La ética. La permanente búsqueda de la verdad. Esa es la columna vertebral de nuestro primer libro con edición en Colombia y México: “Gobierne bien y hágalo saber”, que a través del tiempo, se ha convertido en una obra editorial de consulta obligada para quienes aspiran a ocupar cargo públicos por elección popular.

La materia prima del periodismo es la búsqueda de la verdad. Cuando un profesional en prensa escrita o hablada la tiene como faro, nunca le va mal. Puede que sea peligroso, Puede que sea arriesgado. Puede que sea difícil. Pero esa es la razón de ser de un periodista. Es, en esencia un compromiso social. Ser la voz de los ciudadanos frente al Estado.

Cuando la tecnología avanza a pasos agigantados, el trabajo de una casa editorial como el Noticiero Nacional Digital permite tender puentes con las regiones. Con aquellos hechos y noticias que por la velocidad como se produce la información pueden pasar al anonimato.

Las emociones actualmente son lo que está poniendo la pauta, más que los argumentos. Al estudiar a los clásicos, es válido decir que Aristóteles le ganó a Sócrates. Aristóteles decía que la democracia tiene que ser la emoción del pueblo. Sócrates decía: no, tiene que ser la discusión de los argumentos.

Las emociones, infortunadamente, están pesando más que las evidencias. Y un comentario incendiario tiene mayor resonancia que una respuesta serena y argumentada. Desde la experiencia profesional, me he topado frente a los árboles no dejan ver el bosque –como cuando lo urgente no deja tiempo para lo importante–, la atención de la opinión pública termina desviándose hacia asuntos llamativos, muchas veces de poca trascendencia que dejan de lado, las propuestas de campaña que reclaman los ciudadanos.

No dejemos que la desconfianza abrace la democracia. Es, el primer paso para la llegada del populismo de derecha, centro o izquierda

En medio de la campaña política (que sube de temperatura), las instituciones están sometidas a un permanente ataque sobre su razón de ser. Es peligroso que los colombianos dejemos de creer en las instituciones: La democracia podría desmoronarse como un “castillo de naipes”

La democracia se basa en el buen funcionamiento de sus intuiciones. Instituciones que son imperfectas, porque son hechura del hombre. El ser humano, todos los seres humanos somos imperfectos, y cometemos equivocaciones.

Como decía ese gran líder norteamericano Winston Churchill, “la democracia es el peor de los sistemas, excluyendo todos los demás”

Tenemos que hacer todos los esfuerzos para mantener nuestras libertades, nuestra democracia. Y el periodismo juega un papel fundamental en ese propósito.

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