El revuelo se desató luego de que el presidente Gustavo Petro hablara de un “ejército de salvación” para defender a Palestina e incluso afirmara que estaría dispuesto a “pelear junto a Estados Unidos para frenar el genocidio en Gaza”. Sus palabras encendieron las alarmas y desataron especulaciones que el ministro se encargó de desmentir de manera tajante.

Mientras tanto, en Egipto arrancan diálogos entre Israel y Hamás con mediación estadounidense. Donald Trump mandó a su yerno Jared Kushner y a Steve Witkoff a negociar un alto el fuego, la liberación de rehenes y la retirada progresiva del ejército israelí de Gaza.

Sánchez también aprovechó para marcar límites claros dentro del país: condenó los disturbios en marchas propalestinas y advirtió que “la manifestación violenta es un delito” y que no dudará en usar la fuerza para frenar los excesos.

Además, negó rotundamente que exista alguna orden de unir los ejércitos de Colombia y Venezuela en medio de la tensión por el despliegue militar de Estados Unidos en el Caribe: “Jamás se ha dado esa instrucción. Ningún soldado colombiano pasará la frontera, y ningún venezolano entrará a Colombia”, cerró.