Cultura
A reiventarse

Una muerte anunciada del cine colombiano por la cuarentena

Los desarrollos tecnológicos transforman las prácticas sociales como aquella de ir a ver una película.

Juan David Parra Orozco(*) especial para NOVA

En la historiografía sobre el acto de leer se comenta que la lectura silenciosa favoreció la producción, elaboración de los libros y su consumo individual. Con el desarrollo de la fotografía al final del siglo XIX se implementó un uso masivo de las prácticas de ser fotografiado para conservar recuerdos de tiempos especiales de la vida personal o familiar.

Las fotografías reveladas en papel eran llevadas a la propia casa para ser vistas en la intimidad del hogar. El invento del cine comenzó como un juego de exploración con la imagen en movimiento y ante la sorpresa por la sensación que producía la posibilidad de captar escenas de la vida cotidiana y poder ser trasmitidas de manera vívida a varios receptores, el cine, en sus inicios se popularizó en ferias y festivales públicos de afluencia comunitaria.

En nuestros tiempos cada quien se hace muchas fotos de sí mismo para ser exhibidas en las redes sociales, pocos conservan el ritual de llevar un álbum físico de familia para ver junto a sus íntimos, ahora todo se muestra en el “Face”.

La lectura ha sufrido un estallido de sus prácticas por la enorme proliferación de pantallas. Circulan tantos contenidos en papel como en bits. ¿Qué sucederá con las maneras de apreciar/ver el cine? Netflix nació antes de la pandemia, el vaticinio sobre la muerte de la televisión se promulgó hace más de un lustro.

En la historia de los mass-media el anuncio de la muerte del medio precedente ha sido una constante, el cine imagen en movimiento amenazó a la fotografía como imagen fija, la televisión puro entretenimiento de la mirada confinó a la radio diseñada para el oído, no obstante, en la mayoría de hogares durante el encierro se pudo seguir viendo mucha T.V, algunos escuchan radio (noticias, música) en la soledad de la habitación y las películas rondan en internet.

Los desarrollos tecnológicos transforman las prácticas sociales como aquella de ir a ver una película. Es un hecho que durante los días del confinamiento aumentó el visionado de películas por las plataformas pre-pagadas, se generaron colaboraciones artísticas para ser difundidas a través de YouTube y otras plataformas, los canales de la televisión abierta reprogramaron seriados, documentales y telenovelas que sacaron de sus archivos.

Como seres humanos tenemos una necesidad de consumir información, entretenimiento y ficción, en eso la imagen se apodera de nuestra atención mucho más que la palabra escrita.

We Are One: A Global Film Festival, es una iniciativa para ofrecer a toda la humanidad la posibilidad de presenciar las mejores películas de los más prestigiosos festivales (Cannes, Berlín, Guadalajara, Rotterdam, Jerusalén, Locarno, Marrakech, Nueva York, San Sebastián, Sarajevo, Sundance, Tokio, Toronto y Venecia). La posibilidad de estar a un click de ver diversos filmes que han pasado por los festivales les otorga a los internautas una experiencia que muchos no han tenido en la propia vida real como la de asistir a un festival que implica no solo ver películas sino entrar en una atmósfera que acerca al espectador con los directores, creadores y los actores.

Los festivales son espacios además para pensar el cine por medio de conferencias y foros, algo de esto queda disponible en youtube. La circulación del covid-19 impide la concentración de personas de tal forma que una de las actividades culturales afectadas es la de ir a las salas de Cine.

La más importante Cadena en el país Cine Colombia antes del confinamiento obligado intentó generar una estrategia de reducción de espectadores en sus salas además de la implementación de mayor desinfección en todas las áreas de uso común.

Al cumplirse ya tres meses con todas las salas de cine cerradas queda la pregunta ¿Cómo se transformará la manera de ir a ver el cine? Es como si la práctica cultural de ver películas se fuera confinando cada vez más hacia un espacio personal e íntimo dejando la experiencia de comentar, hablar y sentir el cine con otros solo para unos momentos en la virtualidad.

Cine Colombia resurge con la implementación de su plataforma Cineco Plus en la que ofrece una nueva programación semanal de las películas que esperaba mostrar en sus salas además de complementar con otras que ya fueron exhibidas pero que en los entornos virtuales se favorece de nuevo su circulación y exhibición.

Los tiquetes para ver cine desde la propia pantalla personal oscilan entre los 3 a 5 dólares por película y entre los primeros filmes re-programados están: Litigante de F. Lolli, Soñar no cuesta nada de R. Triana y Ganges de Roberto Restrepo y Ana Milena Piñeres. Estamos en una oportunidad para volver a ver películas colombianas que parecían archivadas, una de las historias más buscadas durante el encierro ha sido “El amor en los tiempos del cólera” Existe otro filme basado en los libros del nobel “Crónica de una muerte anunciada”, como un eterno Sísifo el volver a mirar es un acto del confinamiento.

Cineco 90 años ha sido desde hace unos años una estrategia de difusión social del cine que busca llegar a los municipios colombianos más alejados y que no cuentan con las tradicionales salas de cine, así este proyecto ha permitido a muchas familias del país tener la experiencia sobre lo que significa ir a ver una película en una pantalla gigante con una calidad de sonido dolby digital amplificado.

Por las mismas restricciones que trajo la Pandemia la empresa que cuenta en el país con más de 40 múltiplex (distribuidos en 20 ciudades) continuó en Bogotá la campaña de Cineco 90 años, que hace referencia a la trayectoria comercial de la empresa y llevó el cine hacia los balcones de algunas zonas residenciales durante algunos días del confinamiento, esto además de generar publicidad, proyección social y entretenimiento le permitió mantener algunos puestos de trabajo.

Digamos así que el cine no muere, sino que se transforma en las formas de ser exhibido y consumido por los espectadores. Sin duda la pandemia tiene una repercusión sobre el medio pero la misma cadena de Cine Colombia ya está instalando en el parqueadero del tradicional Unicentro-Bogotá el primer auto-cinema del país, con pantalla gigante y servicios de confitería hasta los carros, se espera que el sonido sea recibido por una señal abierta de radio o via streaming de tal modo se va perfilando un nuevo entorno de medios que sigue combinando algo de las formas más tradicionales de ver/leer/escuchar.

Las prácticas culturales, la producción/creación, los consumos del cine, la exhibición y circulación de películas se adapta y se transforma ante la nueva realidad social. H. Trompetero es un Director de Cine con algunos filmes de corte humorístico, orientado a un público familiar y acaba de crear “El baño” como referencia a ese lugar más íntimo en el cual cada individuo se puede encontrar consigo mismo en medio del encierro obligado.

La película se grabó con los celulares de cada uno de los actores participantes: Marcela Carvajal, Maleja Restrepo, Norma Nivia, Diego Camargo y Tatán M. El director Trompetero ya había explorado la idea de hacer un hilo conductor a partir del uso del teléfono en la película “Dios los junta, ellos se separan”. Su filme Diástole/Sístole tiene una estética similar en el sentido de hacer pequeñas historias a modo de sketh que se conectan con una narración a través de teléfonos. Trompetero logró el apoyo de Cine Color – Disney para la realización y espera que su película sea exhibida en los primeros autos-cinemá. Así se perfilan formas de crear y maneras de distribuir / ver el cine. De todas maneras las cadenas de exhibición esperan poder reabrir sus salas antes de terminar el año eso sí con nuevos protocolos para recibir a los públicos. De tal forma que tendremos salidas programadas del confinamiento con la posibilidad de ir a salas, o encapsulados en el propio vehículo, pero está claro que para muchos espectadores la experiencia de salir de la casa y encontrarse con otras personas es una necesidad no solo por entretenimiento sino por interacción social.

Trailer El Baño

https://www.youtube.com/watch?v=g7p6B-N-hpM

Finalmente comentamos la estrategia que ha implementado la realizadora colombiana Victoria Solano (Documental 9.70 sobre Las semillas originarias) para su más reciente película “Sumercé” que se podrá ver en la plataforma mowies desde mediados de junio. Esta película ya pasó por un par de festivales y estaba programada para ser exhibida en salas, ante las restricciones y alargue del confinamiento se decidió por esta estrategia marketing en la cual los interesados compran su acceso a la plataforma para ver la película.

Solano hace unos años se encontró con la historia de las 70 toneladas de arroz decomisadas en el departamento del Huila a los campesinos y destruidas por el gobierno porque no eran cultivadas con “semillas certificadas” compradas según las normas del TLC, con el decreto de # 970 el gobierno ordenaba destruir los cultivos de los campesinos con lo cual condenaba su práctica de conservar las semillas originales.

En medio de los paros campesinos de los últimos años la realizadora liberó el visionado de su documental en YouTube alcanzando casi el millón de espectadores y generando un movimiento crítico por las redes sociales. En su nueva película “Sumercé”, que alude a la forma colonial como los campesinos se refieren a sus interlocutores en la zona del Departamento de Boyacá, ella comienza a mostrarnos un álbum familiar mientras su voz en off nos dice que proviene de familia campesina.

Resulta que la directora nos abre sus propias fotos en la película que ahora se puede ver con un pago de tiquete en la plataforma mowies. https://www.youtube.com/watch?v=WON8UtL0jPw

Los seres humanos necesitamos o bien leer, ver o que nos cuenten historias para comprender el sentido de nuestras vidas. El cine seguirá circulando, se crearán formas novedosas de ir a cine, de seguro muchos declararán que no se quedan más en casa (rebeldes anticonfinamiento) y no renunciarán a la experiencia de ir a la calle, a una sala, a un múltiplex. A veces sentarse a ver cine es como poder ver el álbum de familia de unos amigos que no andan publicando todo por el “Face”, porque las experiencias que brindan las pantallas son diversas. Ver no es de entrada experimentar, no es lo mismo ver una película solo o con un mal sonido.

Un pensador de la imagen/Cine como W. Benjamín ya avizoraba a inicios del siglo XX que “la pérdida de experiencia era característica de nuestros tiempos. Si bien el cine no muere se transforma la experiencia de ver/apreciar las imágenes. La oferta se transforma en la cuarentena, la experiencia se hace mutante, pero en esencia el cine sigue siendo un espectáculo que se popularizó en las ferias como lugares de encuentro social, la tal muerte anunciada del cine quizás sea otra ficción apocalíptica acorde a los tiempos extraños que habitamos.

*Doctorando UNLP

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