Opinión
Cundinamarca

Un italiano: Antonio Macheroni, es el juez de Paz de la ciudad de Chía

Antonio Macheroni, ha logrado solucionar más de mil casos que van desde el no pago de arriendo de los inquilinos, desalojos y violencia contra la mujer.

Por Carlos Villota Santacruz, especial para NOVA

Después de 14 intentos de reformar la justicia en Colombia, en el Congreso de la República, la impunidad, la violencia callejera y familiar, al igual que los hurtos, impactan en la sociedad del país suramericano.

En ese escenario, la impunidad es un fenómeno que se eleva como un reto a solucionar desde la institucionalidad, en particular en los municipios de 3 a 6 categoría.

Desde la ciudad de Chía, en el departamento de Cundinamarca, un italiano Antonio Macheroni, es el Juez de Paz. "Diariamente, atiende de 14 a 25 casos, acompañando con un grupo de abogados".

Su labor no es fácil, a la hora de resolver conflictos entre las personas, bajo altos índices de violencia en el seno familiar, la presencia de grupos de delincuenciales nacionales y extranjeros, y la ausencia de confianza de los ciudadanos por el papel del Estado.

Sin embargo, Macheroni, ha logrado solucionar más de mil casos que van desde el no pago de arriendo de los inquilinos, desalojos y violencia contra la mujer. "Un hecho que se repite con frecuencia, incluso en el día de la madre y la temporada de Navidad", señala.

Su conocimiento, su carácter y su alta cultura le han hecho merecedor Macheroni -el colombo italiano- del respeto de los habitantes de Chía. "También de detractores. No es moneda de oro para caerle bien a todo el mundo".

La figura del Juez de Paz, es para un 79 por ciento de los habitantes de la "Ciudad a la Luna”, un puente entre el Estado y la ciudadanía. "El poder de la palabra elevada a la justicia y aplicación de la ley", dicen.

Antonio Macheroni reconoce que la ciudad de Chía, es su segunda casa. "Recibido mucho cariño y apoyo de la gente. De Italia tengo el recuerdo de su familia. De sus padres. Soy un hombre formado en las fuerzas militares", añade.

De manera pública y anónima, Macheroni le ha dado un status a la figura del Juez de Paz, gracias a su entrega a la comunidad, con la que dialoga permanentemente.

Además, ayuda a muchos jóvenes a salir de situaciones complejas de vida, fruto de la inequidad social y los fenómenos delictivos que se han incrementado en un 57 por ciento, de acuerdo con un informe de universidades públicas y privadas.

Con una buena pasta italiana. Un vino, Antonio Macheroni, desde su casa, se dispone a iniciar un nuevo día de trabajo. "Por el camino, se encontrará temas complejos de solucionar. Con paciencia y un con la ley en la mano, terminará su gestión. Todo, lejos de su amada Italia, abrazando la tierra que la abrió las puertas en Colombia: la ciudad de Chia, a 50 minutos de Bogotá por la autopista norte, en la Sabana Centro.”

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