Opinión
Cosquillas orgásmicas

Tickling: Una mezcla de risa y placer

Las cosquillas son asociadas a comportamientos que incluyen risas, espasmos y piel de gallina.

Por Giselle Pons, especial de NOVA

Para algunas personas las cosquillas pueden ser un acto insoportable y molesto, pero para otros es una experiencia placentera que además puede ser llevada hacía el plano sexual. Tickling es el nombre de la actividad erótica donde las parejas hacen o reciben cosquillas durante el acto sexual. Muchos realizan esta acción previamente al coito y otros durante la penetración.

Tickling es considerada como una práctica de dominancia y sumisión, ya que muchas veces se la toma como método de castigo. Hay quienes utilizan plumas para hacer cosquillas para aumentar la pasión. También, se pueden jugar con colocar esposas o vendas en los ojos para que la noche de lujuria sea aún más excitante.

Esta actividad puede convertirse en una parafilia, un trastorno sexual psicológico llamado “knismolagnia” que consiste en que la persona siente excitación al recibir o dar cosquillas. Se considera que quien lo practica sufre del trastorno cuando la única manera de sentir excitación es realizando dicho acto.

Las cosquillas son asociadas a comportamientos que incluyen risas, espasmos y piel de gallina. Esto genera endorfinas, la “hormona de la felicidad” y estimula las áreas del cerebro para que se lo vincule con el goce y el deseo. Las áreas comúnmente cosquilleantes son las axilas, los costados del torso, el cuello, la rodilla, el diafragma, el perineo, el ombligo, la planta de los pies y las costillas.

Para quienes aman las cosquillas, lamentablemente, no se las pueden hacer a ellos mismos debido a un mecanismo cerebral que anticipa los movimientos propios, lo que produce un bloqueo a la sensibilidad provocada por el tacto.

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