Como es el caso del país gobernado por Nicolás Maduro que se encarga de hacerles llegar comida o donativos a sectores que antes eran clase media y ahora forman parte de la clase baja "gracias al socialismo transformador".

Estas estrategias burdas forman parte del plan para crear dependencia hacia el Gobierno y así mantenerse en el poder por muchos años. ¿No es una violación de derechos humanos cuando se juega con la comida y las medicinas? Es injusto como por falta de recursos aumente la delincuencia y, para el colmo, los rateros sean los más beneficiados.

En Venezuela a los hampones los llaman colectivos de paz; les dan armas, lujos, casas, carros y poder a cambio de disolver a tiros marchas o manifestaciones de la oposición. Gracias a esto hay un sin fin de personas muertas a diario y en manifestaciones opositoras.

En estos países se viola el derecho a la libertad de expresión. Para nadie es un secreto que la verdad es el enemigo número uno de estos aprendices de dictadores. Lo demuestran casos como el asesinato del fiscal argentino Alberto Nisman, la muerte de periodistas, estudiantes heridos en marchas por grupos adeptos al Gobierno y medios de comunicación cerrados.

Hugo Chávez Frías, hombre que puso de moda la frase de ser rico es malo, nació pobre y murió millonario con una fortuna de 2.000 millones de dólares. Esto sólo es un abre boca de los daños ocasionados por la corrupción "socialista", mala administración y abuso de poder. Queda de parte del lector responderse a sí mismo y sacar su conclusión de si es socialismo o un Gobierno lleno de locura, ambición y corrupción.