A su vez, nos declara algo muy personal y emotivo a la vez, como es la dedicación y la muestra de amor a su familia, pero sin dejar de lado su pasión por el modelaje: “Empecé a tener campañas para algunas marcas de ropa, pasarelas y en fin, pero muy pronto encontré el amor, y decidí retirarme del modelaje para dedicarme a mi esposo e hija”, declaró. A lo que agrega: “Pasado un tiempo, cuando mi hija ya tenía unos 5 años de edad, decidí emprender mi propia marca de lencería femenina; mi objetivo no era volver a ser modelo, pero la vida así me lo puso en el camino y empecé a modelar nuevamente para mi propia marca”.

Por otro lado, ante la consulta de que le gustaba del modelaje nos contaba: “Lo que más me gusta es “romper el molde”, haciendo campañas diferentes que promuevan un cambio en la forma de pensar de las personas, romper estereotipos, apoyar a otras chicas con sueños, y sobretodo apoyar emprendimientos en mi cuidad y país”.

Todos tenemos sueños o metas, y ella, la manifiesta sin problemas: “Mi sueño cuando era chica era ser médico veterinario, ahora me causa gracia pensar en eso, porque habría sido una médica fatal. Me considero una persona animalista: amo los animales y no me gusta ver ningún tipo de maltrato hacia ellos; pero por esas mismas razones tampoco soy capaz de ponerles ni una inyección. El modelaje nunca estuvo en mis planes, siempre se cruzó en mi camino”, culminó.

Lo último y no menos importante, tiene que ver expresamente con un modelo a seguir, una figura a la que ella admira: “Admiro a Belky Arizala modelo, empresaria y directora de la fundación "El alma no tiene color" por su trayectoria y por ser ese diferencial de “no sólo belleza” en el medio.