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Escándalo en la iglesia católica

Más de 800 niños podrían estar enterrados en una fosa cerca de un convento en Irlanda

Los registros a los que ha tenido acceso Corless, después de muchas solicitudes, demuestran que los niños murieron principalmente por enfermedades como tuberculosis, así como por infecciones, defectos de nacimiento y partos prematuros.

La historiadora irlandesa Catherine Corless cree haber encontrado pruebas de la existencia de una antigua fosa séptica sin identificar con los esqueletos de unos 800 bebés y niños en lo que antiguamente era un convento católico de Irlanda.

El hallazgo ha generado una polémica este miércoles en el país, donde la Iglesia católica ha afrontado décadas de escándalos por los casos de abusos a miles de menores. Los ministros de Justicia y de Infancia, Frances FitzGerald y Charlie Flanagan, están considerando iniciar una investigación y se han comprometido a estudiar este asunto durante esta semana para determinar cuál es la mejor vía de actuación.

La investigación de una historiadora irlandesa, Catherine Corless, que deja poco espacio a las dudas, apunta a que podría haber 796 bebés y otros menores enterrados sin identificar en lo que antiguamente era un convento católico en Tuam, en el condado irlandés de Galway (oeste de Irlanda).

Los certificados de defunción

Corless ha descubierto certificados de defunción que indican que cientos de cadáveres de niños pueden yacer en el espacio que ocupaba un tanque séptico del edificio conocido como "El Hogar", que acogía a madres solteras y que estuvo regido de 1926 a 1961 por la hermandad de monjas de Bon Secours. La autora también asegura que eso es solo la punta del iceberg, pues el Gobierno irlandés guarda en secreto los certificados de hasta 4.000 bebés que fueron enterrados en otras fosas sin identificar durante décadas, informa Efe.

Los restos óseos fueron hallados en ese depósito en 1975 pero no ha sido hasta ahora, gracias a esos certificados de defunción, que se ha relacionado ambos hechos y ha llevado a pensar que las religiosas se deshicieron de los cadáveres sin darles un entierro digno.

Ante el estupor general que ha provocado la noticia, el secretario de Estado de Educación y diputado por Galway, Ciaran Cannon, ha pedido al Gobierno, de coalición entre conservadores y laboristas, que "investigue urgentemente el caso". Los ministros de Justicia y de Infancia, Frances FitzGerald y Charlie Flanagan, respectivamente, se han comprometido a estudiar este asunto esta semana para determinar cuál es la mejor vía de actuación.

"Muchas de las revelaciones son profundamente inquietantes y un recordatorio impactante de un pasado oscuro en Irlanda cuando nuestros hijos eran apreciados como deberían haber sido ", ha manifestado Flanagan en un comunicado, según Reuters.

Los registros a los que ha tenido acceso Corless, después de muchas solicitudes, demuestran que los niños murieron principalmente por enfermedades como tuberculosis, así como por infecciones, defectos de nacimiento y partos prematuros.

Otras investigaciones

La Iglesia Católica ha contado con varios establecimientos de servicios sociales en Irlanda durante el siglo XX, incluyendo hogares de madres y bebés, donde miles de mujeres embarazadas solteras, incluidas las víctimas de violación, eran enviadas para dar a luz. Las madres solteras y sus hijos eran vistas como una mancha en la imagen de una nación católica devota como Irlanda.

Una inspección gubernamental de 1944 ya constató la existencia de malnutrición en algunos de los 271 niños que entonces vivían junto a 61 madres solteras en el convento, que anteriormente había sido una casa de trabajo para indigentes adultos y que hace décadas se demolió para construir viviendas.

En algunas de esas casas de acogida, las monjas llegaron a regentar negocios privados, como en las llamadas Lavanderías de la Magdalena, donde entre 1922 y 1996 miles de internas trabajaron en un régimen de semiesclavitud y abusos.

Entre los motivos que llevaban a la reclusión de las mujeres, un estremecedor informe oficial en 2013 citó "rechazo de padres adoptivos", orfandad, "abusos familiares", "deficiencias físicas o psíquicas", pobreza y "actitudes inmorales".

Sobre este nuevo caso, los líderes religiosos del condado de Galway han negado de momento tener conocimiento de las muertes y se han comprometido a recaudar fondos para construir un monumento en memoria de los 796 menores.

Silencio en la Iglesia católica de Irlanda

El único líder católico que se ha manifestado con cierta contundencia ha sido el arzobispo de Dublín, Diarmuid Martin, quien durante años ha sido uno de los más críticos con la actuación de la Iglesia en los casos de abusos de menores.

"Si no se establece una investigación pública o estatal sobre las cuestiones de gran preocupación que rodean este asunto, será importante que se desarrolle un proyecto de historia social que ofrezca una imagen precisa del papel desempeñado por esas casas de acogida en nuestra historia", ha manifestado este martes Martin.

El prelado también se ha mostrado partidario, "si hay pruebas", de que se "excave" la fosa y se "erijan monumentos" en ese lugar que lleven, "cuando sea posible, los nombres de aquellos que murieron". Poco después de descubrirse en 1975 los restos en el tanque séptico, los vecinos de la zona levantaron en sus cercanías un pequeño templo a la virgen María en recuerdo de quienes consideraron víctimas de la Gran Hambruna (1740-1741).

La Irlanda de ahora es muy diferente a la de la década de 1970, ignorante respecto al papel desempeñado por la Iglesia católica en la ocultación y protección de sus religiosos en casos de abusos de menores, que han demostrado en los últimos años varias investigaciones del Gobierno irlandés.

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