Por el periodista Carlos Villota Santacruz (*), especial para NOVA
En la sociedad del conocimiento, la globalización y las redes sociales, una persona en promedio recibe de 3 a 7 noticias falsas que alteran su percepción de la ciudad y el país donde vive. Esta cifra se incrementa de manera exponencial en época electoral o en el inicio o recta final de un Gobierno que se encuentra bajo la mira de los enemigos de la institucionalidad y la democracia.
Este 9 de febrero se celebró en Colombia el día del periodista, en medio de una alta polarización de la opinión pública que en un 68 por ciento, recibe información contaminada de falsas noticias.
La fotografía de las falsas noticias se eleva en el caso de los departamentos en Colombia que son fronterizos como Nariño, Putumayo, Norte Santander y la Guajira. En estas regiones ejercer el periodismo como profesión es de alto riesgo por los tentáculos de la corrupción, el narcotráfico y la presencia de organizaciones criminales.
Así lo confirman estudios de centros de investigación y universidades que cuentan con Facultades de Comunicación Social y Periodismo como la Javeriana, Sabana, Externado, Libertadores, Central y Rosario.
Otro de los problemas que enfrenta el periodismo y los periodistas en Colombia gira en torno a la presencia de los "influencers” en redes sociales. Su presencia altera y alto grado la construcción de una orientación a los ciudadanos sobre su presente y su futuro.
En este escenario del ciberespacio prima la vulgaridad, el irrespeto y una falsa fama que sobrepasa la Constitución y la Ley, en términos de construir ciudad y ciudadanía con una proyección al 2050.
Los periodistas en el país del “realismo mágico”, como lo describió en sus libros el Nobel Gabriel García Márquez, son una especie en extinción ante el tsunami de las falsas noticias.
La gran pregunta es: ¿Cómo revertir esta situación? ¿Cómo significar la profesión de periodista? Sin periodismo no hay democracia. Sin democracia no hay institucionalidad.
Sin institucionalidad no hay país. Sin país no hay familia. Sin familia no vida en la sociedad. La sociedad somos todos desde nuestro metro cuadrado: en el Caribe, el Pacífico, los Llanos Orientales, la zona Andina y la Amazonía.
El periodismo requiere hoy es un puente generacional a partir de la historia, el patrimonio, la cultura, la naturaleza y el turismo. Darle paso a las falsas noticias es condenar al país a un abismo sin retorno del cuál, jamás se regresaría.
(*) Internacionalista, experto en marketing político, marketing de ciudad, comunicador social y periodista. Escritor. Coautor de los libros "Gobierne bien y hágalo saber" y "Los Estadios de la Paz en Colombia".
