Colombianos en el Exterior
De manera sincera y respetuosa

Carta abierta al presidente Santos de un joven colombiano exiliado en Argentina.

Fabio Andrés Olarte Artunduaga.

Por Fabio Andrés Olarte Artunduaga, especial para NOVA (*)

Juan Manuel Santos Calderón:

Al escribir esta carta lo hago en forma respetuosa. El objetivo de la misma, sin lugar a dudas, no es otro que el de llamar su atención para que, por favor, al leer mis letras, contemple la posibilidad de que nos reunamos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, aprovechando que usted confirmó su asistencia a la ceremonia de asunción presidencial del señor Mauricio Macri, que se va a llevar a cabo el próximo 10 de diciembre al mediodía. Le prometo que, en caso de que acepte que nos veamos, seré puntual y nuestro encuentro no tendrá que tomar más de 30 minutos de su tiempo.

Seguramente, usted, no tiene idea de quién soy, por lo que me parece oportuno y necesario presentarme en este momento. Mi nombre es Fabio Andrés Olarte Artunduaga. Soy un joven bogotano de 25 años de edad que hace tres se radicó en la Argentina, motivado por la posibilidad de mejorar mi formación académica, como tantos otros miles de muchachos colombianos que diariamente se radican en este suelo. Para nadie es un secreto que la educación superior en Argentina es mil veces más incluyente que la de Colombia; por eso, si es que usted no me cree, lo invito a que visite cualquiera de las sedes de la Universidad de Buenos Aires y perciba cómo nuestro acento, el del país del gran Rufino José Cuervo, anda en el aire. Desde las aulas donde se cursa el Ciclo Básico Común –CBC- hasta los salones en los que se ven clases de distintos doctorados, hay colombianos, miles de estudiantes colombianos.

Estoy convencido que todos nosotros, los jóvenes colombianos radicados en la Argentina, somos exiliados. Pues, más allá de que de manera errónea se piense que solamente se deben llamar exiliados a los perseguidos políticos, todos nosotros fuimos separados de las tierras en las que vivíamos porque en ellas no teníamos la posibilidad de cumplir con nuestras metas vinculadas a la formación académica. A nosotros, por supuesto, también nos hacen falta nuestros familiares, extrañamos lo nuestro y, en la mayoría de los casos, sentimos una nostalgia profunda diariamente al irnos a dormir, pues creemos que es injusto que hayamos tenido que salir de Colombia porque nuestro país no nos brinda educación pública, gratuita y de calidad a todos.

La semana pasada, Juan Manuel, me reuní acá con la Cónsul General de Colombia en Buenos Aires (E), Olga Lucía Reyes Escobar, con quien hablé acerca de cuestiones como el horario de atención al público de la sede consular y el costo de algunos trámites que en la misma debemos realizar los colombianos radicados en este país. Debo decir que me alegra que ahora, por ejemplo, el consulado esté prestando el servicio de atención al público dos horas más que antes. Sin embargo, de lo que quiero hablar con usted, es del tema referente a los costos de algunos trámites que hay que pagar en el consulado.

Como usted debe saberlo, señor Santos, la situación económica de la Argentina es alarmante. La inflación y la devaluación del peso argentino son temas que, a todos los que vivimos en este país, nos afectan constantemente, pues el dinero cada vez rinde menos. Y esto, obviamente, no excluye a los jóvenes colombianos que acá residimos. Los costos de los alquileres de vivienda, en muchos casos, consumen casi el 50% de los ingresos de miles de muchachos que llegaron desde Colombia sin muchas más herramientas que su honestidad, responsabilidad, ganas de trabajar y estudiar, y decencia.

Sé perfectamente que pedirle a usted, Juan Manuel, que el gobierno colombiano les dé una mano a esos muchachos, a través de la creación de algún subsidio educativo internacional es, prácticamente, perder el tiempo. Por eso, con todo respeto, le pido que por lo menos nos ayude, haciendo que cada vez que tengamos que hacer una diligencia en el consulado, la misma no nos termine generando un dolor de cabeza por cuestiones referentes al costo del trámite. No es lo mismo que en países estables, económicamente hablando, un colombiano deba pagar 7 euros o 10 dólares por una apostilla, a que pague el equivalente a esa cifra en pesos argentinos. Pagar el valor correspondiente en moneda argentina a 9 dólares, por una legalización, es exagerado, injusto y arbitrario.

La mayoría de jóvenes colombianos que vivimos en este país no pertenecemos a familias millonarios, como aquellas que pueden enviar a estudiar a sus hijos en universidades como la de Kansas o Harvard, en las que usted estudió.

Su gobierno, Juan Manuel, se reeligió utilizando como consigna el hecho de dialogar con los terroristas de las FARC, por lo que no me parece descabellado pedirle a usted que se siente a negociar con un puñado de muchachos que, a diferencia de alias “Timochenko”, no le han dado a nadie la orden de asesinar ni secuestrar ni extorsionar.

Por eso, señor presidente, lo invito a que sea coherente con lo que dice y hace. Recuerde que, por ejemplo, acá, hace más de un año los colombianos creímos en usted, y por eso ganó en las elecciones por un amplio margen. 1.145 colombianos radicados en este país votamos por usted en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 2014, mientras que tan solo 432 apoyaron al candidato Óscar Iván Zuluaga.

Espero que esta carta llegue a ser leída por usted, aunque anhelo más que nos podamos encontrar en la capital argentina en el lugar y horario que usted disponga. Me acomodo a su agenda, puesto que es muy complejo que usted se pueda acomodar a la mía.

Saludo cordial.

(*) Fabio Andrés Olarte Artunduaga, andresolartea@gmail.com,

@andresolarte

Facebook.com/olarteandres

Lectores: 1633

Envianos tu comentario