Opinión
Lo que viene

Caminar, dialogar, comunicar y ejecutar: la línea de acción del Gobierno Duque

Los departamentos de San Andrés, Norte de Santander, Nariño y Cundinamarca fueron escenario de la puesta en escena del entrante Gobierno.

Por Carlos Villota Santacruz (*)

Al analizar la primera semana de gobierno del presidente colombiano Iván Duque, se abre paso la tesis que una nueva generación llegó a la Casa de Nariño para conducir el país para el período 2018-2002, bajo un enfoque social, económico y político, donde la interacción con los ciudadanos es el eje fundamental en la construcción de políticas públicas.

Los departamentos de San Andrés, Norte de Santander, Nariño y Cundinamarca fueron escenario de la puesta en escena del entrante Gobierno, que además estuvo acompañada por la presentación de un paquete legislativo al Congreso, que apunta a que desligar el narcotráfico del delito político, la eliminación del voto preferente y colocarle “más dientes” al Estado en la lucha contra la corrupción.

La hoja de ruta, deja al descubierto que la comunicación será clave, a la hora de edificar la gobernabilidad y liderazgo –que tanto reclaman los jóvenes y las personas de la tercera edad- bajo el entendido que es una disciplina de interés social, como un ejercicio insustituible para el ejercicio pleno de la ciudadanía, evitando de paso la aparición de la crisis.

Sin embargo, con lo que no se contaba es que en la capital de departamento del Putumayo, la ciudad de Mocoa, una precipitación de más de 7 horas, dejara a su paso la destrucción de casas y a miles de damnificados, que se eleva como una “prueba de fuego” para la naciente administración, que está llamada a tomar medidas de fondo para combatir la pobreza y la inequidad social, una de las más altas de América Latina.

Caminar, dialogar, comunicar y ejecutar para el presidente Duque, será una plataforma de acción de Gobierno, que en casos como el departamentos de Nariño, Putumayo y San Andrés significarán la construcción de políticas públicas con una visión al 2030, que den vida a mecanismos reales de democracia participativa, donde se privilegie la educación, la generación de empleo, la salud, el deporte, el turismo y la defensa del medio ambiente.

En esa tarea, sin lugar a dudas, el Presidente Duque, deberá adoptar en compañía de su Gabinete medidas impopulares. En ese instante, el medidor no puede ser que su éxito en los primeros cien días sea medido por las encuestas, sino por el voz a voz de los ciudadanos, que reclamaban un cambio. Un nuevo rector de los destinos del país –el más votado en la historia-. Si ese paso se da, se podría decir que la llamada “economía naranja”, acompañada de las nuevas tecnologías, estarían en camino de incorporarse a la vida social, con una influencia mayor al discurso político.

Una receta que puede dar muy buenos frutos, en el relacionamiento de las regiones con el Estado y en los propósitos de un Gobierno, que está en la mira de la comunidad internacional, más allá de la implementación del Acuerdo de Paz con las Farc y la negociación con el ELN, cuyo proceso no se le puede dilatar en el tiempo.

(*) Internacionalista, Comunicador Social y Periodista, experto en Marketing Político y Marketing de Ciudad. Coautor del libro “Gobierne bien y hágalo saber”.

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