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Latinoamérica arde

Maduro y Guaidó se siguen disputando la presidencia de Venezuela

Pablo Dócimo.

Por Pablo Dócimo, especial para NOVA

Desde hace varias semanas Venezuela es el tema más relevante a nivel mundial, y es lógico. Se trata nada menos de la disputa entre los dos presidentes, Nicolás Maduro y Juan Guaidó, por el apoyo del Ejército que es, en definitiva, lo único que sostiene al régimen chavista.

La presión de Guaidó no para, y se ha convertido en el dirigente más importante en Venezuela, reconocido, salvo alguna rara excepción, por casi todo el mundo.

La presencia de China y de Rusia en Venezuela, mediante Cuba, es crucial para entender la resiliencia y la supervivencia de Maduro. El rol de México es muy importante porque siempre tuvo un papel bastante singular, mantuvo vínculos muy estrechos con la Unión Soviética y había un acuerdo por el cual Fidel Castro no se metía en los términos internos y México tenía acuerdos con Cuba.

Eso también explica por qué México recibió a tantos guerrilleros y militantes de izquierda cuando hubo dictaduras en América Latina. La situación de Maduro se agrava día a día.

Mientras Europa lo intima a que si no convoca a elecciones va a reconocer a Guaidó como presidente de Venezuela, Estados Unidos le aplicó una sanción económica por los fondos que el país latino recibe a través de la compañía Sitgo, filial de PDVSA en Norteamérica, que hasta ahora era una fortuna que le permitía sostener el régimen.

Cabe destacar que la red de refinación de 750.000 barriles por día de la filial de PDVSA en Houston es el mayor importador de crudo venezolano en Estados Unidos.

Recuperar Citgo sería clave para Guaidó, en aras de recaudar fondos y poner en marcha su hoja de ruta que ha descrito en tres pasos: cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres.

Es probable que tengamos un desenlace a corto plazo y que las cosas se pongan peor antes que mejor, y en ese sentido también habló el Papa Francisco, quien tras su visita a Panamá, dijo que él "teme por un derramamiento de sangre".

Al tiempo que agregó en su rol pastoral no podía apoyar “a ninguna de las partes en conflicto”, dos planteos que quisieron ser neutrales y equilibrados sobre la situación venezolana, agregando que no iba a reconocer a Juan Guaidó. Definiciones que, como podemos apreciar, de neutrales no tuvieron nada más que las intenciones.

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